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lunes, julio 31, 2006

LOA AL ARBOL


La esperanza de todo ser humano es que el árbol de su fruto, que la cosecha fructifique. Esto lo vemos en los mismos textos bíblicos, donde se nos promete la bendición de Dios en los frutos de la tierra, y que los árboles del desierto florecerán.

Pues tal y como caminamos, hacia un desierto seguro, dada la degradación por la sequía, los incendios y la contaminación, no nos va a sorprender que tener determinados árboles sea un milagro o una casualidad a extinguir.

Si el árbol nos da sombra, lluvia, agua y frutos, el hombre a cambio le está dando olvidos, fuego y destrucción sin cuartel.

¿Podríamos declarar nuestros bosques y árboles más emblemáticos sagrados?...Creo que deberíamos hacerlo, porque el árbol es símbolo de dicha y vida.
Evocaremos al árbol, ese del olvido, porque todos nos hemos olvidado de su valor no sólo ornamental, sino de fecundidad y vida.

Imploraremos e Imprecaremos, justicia, contra aquellos con sus manos asesinas se vengan de los árboles cuales incendiarios Prometeos, para que todo el bosque de Diana arda, y extinga su vida.

Añoraremos el árbol fértil, virgen, núbil, que nació tras las semilla, y que llevaba en su ser un proyecto de vida y futuro.

Agradeceremos al árbol, ser casa y habitáculo de los animales y otras plantas compañeras, porque él es su baluarte y refugio.

Gritaremos, para que esto no sea el árbol del desierto, a modo de baobabs que crecen, no ya en una sabana fértil, sino agostada, seca y baldía.

Confiaremos en el árbol de la esperanza, ese árbol que renueve nuestros paisajes, campos, montes, y demás especies… Aunque la especie más importante a renovar, no será la de ningún árbol, planta o semilla, sino la de la mente humana.

Amigo árbol, una mano asesina, una daga te traspasa las entrañas, no te han dejado ser existir, cómo tú quieres, te han confinado a modo de prisión, y al final los que te sembraron, no han sido del todo responsables de tu vida y dicha.

Amigo árbol, tú eres un ser vivo, vegetal pero vivo, y hay miles de personas que te ignoran y olvidan, te pisotean, y creen que eres una percha donde columpiarse, hacer fuego o simplemente sacar provecho de lo que al hombre le conviene.

Amigo árbol tú eres esa atalaya de la vida, pero los hombres prefieren hacer montañas de contaminación, ladrillo, hormigón y cemento.

¿Hasta cuando serás presa y pasto de las llamas?....Si el hombre es tu guardián, también es tu verdugo, si el hombre es tu amigo, también te vende cuál traidor por precio…Porque aquí todo tiene un precio…

Tú amigo árbol eres testigo mudo de la mayor traición y afrenta la del olvido.
Llegará el día, amigo árbol, que seas una pieza de museo, o bien si no antes, serás protegido no por leyes prisioneras, sino por la veneración, amor, honra y gloria que todo hombre te debe de tributar….

Tú árbol eres el templo sagrado, donde se fabrica la vida, tú debes de ser preservado, de cualquier mal… Aunque el mayor peligro es la especie humana, esa que tiene que sacar la cabeza por encima de todo, y que ha convertido el mandato divino de cuidar y guardar la Creación, en usar a su antojo, y quebrantarte, y humillarte hasta la muerte.

Al final querido árbol sólo quedan las declaraciones de derechos e intenciones, pero tú víctima del olvido, mueres cada día, paso a paso agónicamente en el silencio…

Si pudiéramos preguntarte ¿qué opinas de los hombres?...Diríamos que les responderías, que no han entendido nada, porque “lo esencial es invisible a los ojos”…, pero son sólo los niños o los que son como ellos, los que tienen la capacidad mágica de verte, conocerte y amarte en tu auténtica dimensión, porque sólo ellos, son como tú, puros, sin mancha, incontaminados, sublimes e inocentes.

Granada a 12 de agosto de 2005.

Eduardo M. ORTEGA MARTIN.

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