http://decrecimiento.blogspot.com/ SALVANDO ARBOLES: INVOCACION AL ARBOL CAIDO.

jueves, marzo 30, 2006

INVOCACION AL ARBOL CAIDO.














¿Cómo seria la vida sin árboles? A ti árbol solitario, mudo vegetativo, árbol imaginario en ciudades invadidas por el cemento allí te encuentro.
A ti árbol que mueres de sed, olvidado por hombres egoístas, que te han encerrado entre bloques de hormigón, contaminación, y falta de agua.
A ti árbol que das vida, que nos purificas, que nos alegras y das sombra con tus ramas ebúrneas, no desfallezcas en la sequía del tiempo.
¡Oh vosotros!, amigos gobernantes, que habéis creado cientos de órganos del medio ambiente, pero entre todos perturbamos el clima, y la vida en la tierra.
Árbol entre viveros ahogado, agostado sin agua, donde el trasplante en un tórrido verano será tu muerte segura.
Este árbol vive ya de antemano condenado, porque muchas veces la falta de voluntad humana, o política, le está esquilmando las ramas, y las raíces y ya no le llega el sustento.
Tú no tienes la culpa, amigo árbol, no llueve porque hay más desierto, y hay más desierto porque no hay árboles, es el ciclo inacabable de la vida que decrece.

Recordar la frondosidad de las selvas vírgenes, que no han sido tocadas por la mano asesina del hombre, de la belleza y encanto de los cedros del Líbano, ¿Pero dónde queda la Esperanza?

A ti árbol, pulmón del mundo de la Madre Tierra, donde el hombre camina contigo, como un compañero, pero la daga humana impasible y asesina te ha suplantado, manipulado, y vendido. ¿Vale más un metro de ladrillos que un metro de árboles?...Bien seguro, como diría Antoîne de Saint Exupery, en boca de “el Principito”, los hombres no han aprendido la lección. “lo esencial es invisible a los ojos”. Y los árboles mueren un poco más cada día…

Árbol de la vida enhiesto en la ribera, donde ya el río mudo languidece, porque la sequía es el cáncer de la vida.
A ti árbol sin fruto que mueres, exhausto, abandonado, por el sol abrasador de un clima manipulado y torcido. Un sol velado, nublado, tapado y roto por el hombre insensible e indiferente.

Pero nos queda la esperanza, nos dejas las semillas, de un nuevo futuro, amanecer diáfano, y crecerán sin denuedo, y fecundarán la tierra de verde vida, miles verdes, pardos, grises árboles, hasta la muerte-vida para siempre.

Eduardo M. ORTEGA MARTIN
Granada a 14 de julio de 2005.

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